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El pasado 29 de junio de 2016, mantuvimos la segunda sesión de los Diálogos IESE-ARS sobre la temática de este año Empleo: las personas y los puestos de trabajo, en el marco de la IESE Business School. Con una pregunta importante : La Desvinculación ¿Una oportunidad para todos?
Un grupo de grandes profesionales de los RRHH, de la abogacía y de la consultoría de RRHH se reunieron, con la presencia especial y siempre grata de Ramón del Caz, “artesano de RRHH” (como él mismo se describe) y director de RRHH en WiZink que nos aportó excelentes ideas y experiencias sobre el tema de debate.
Tres ideas fundamentales marcaron la dinámica de la jornada:
- La desvinculación nunca es algo emocionalmente neutro: o se interpreta como una oportunidad o se interpreta como un abandono o un fracaso. Poder elegir entre estas alternativas depende en buena medida del trabajo previo por parte de la empresa y de la persona.
- La idea de una carrera profesional lineal ascendente en una misma empresa, una empresa para toda la vida y la seguridad que subyace a esa concepción del empleo está siendo sustituida definitivamente por la construcción de una carrera profesional a base de diferentes experiencias en diferentes puestos y empresas, modelo en el que la formación permanente y la vigilancia de la empleabilidad son claves.
- La relación empleado-empresa debe ser una relación de colaboración, no de dependencia. Una cultura excesivamente paternalista da lugar a un conjunto de ataduras que dificultan la desvinculación y acomodan a la persona en su área de confort.
Se sucedieron diversas e interesantes intervenciones. Como gran resumen de todas ellas:
- El Duelo por la desvinculación existe, hay que reconocerlo, pasarlo, no instalarse eternamente en él, siendo conveniente hacerlo acompañado por los profesionales adecuados.
- La desvinculación en muchas ocasiones da paso a la oportunidad de un cambio, una transformación y una evolución.
- Las empresas deben hacer gala de Transparencia y Comunicación, no debería nunca un despido ser una sorpresa inesperada. El profesional debe saber qué se espera de él, qué carencias tiene para evolucionar mientras la empresa evoluciona, para transformarse en paralelo a la transformación de su compañía. La empresa debe abrir espacios para mejorar la empleabilidad de sus trabajadores.
- Pero además, el profesional debe estar siempre alerta, con una alerta responsable, valiente e independiente. Prever su futuro y controlarlo, ser consciente de los cambios que se generan a su alrededor para no perder “el compás” y SIEMPRE, SIEMPRE, ser el dueño de su empleabilidad.
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