Ars Outplacement

Outplacement: la persona en el centro

 La realidad cambiante en la que vivimos provoca que todas las esferas de la vida se contagien de ese dinamismo, y el mundo laboral no es una excepción.

La gestión de recursos humanos conlleva al menos dos procesos que reflejan su naturaleza dinámica: por un lado, la contratación de nuevos talentos y, por otro, los procesos que colocan a la persona en el centro, al conllevar despidos y recolocación de empleados. 

Estos últimos se conocen como procesos de outplacement y, aunque a primera vista pueden ser vistos como algo negativo, si se desarrollan de forma adecuada pueden ser beneficiosos tanto para el empleado como para la empresa.

Para conseguirlo debemos partir siempre de la misma premisa: colocar a la persona en el centro del proceso. 

El empleado como eje del outplacement 

La labor de acompañamiento emocional, durante un proceso de desvinculación entre la persona trabajadora y la empresa, es una de las tareas más delicadas en la gestión de personal por el impacto que este trance supone en la vida de los empleados y empleadas afectados.  

 Para que este proceso sea positivo para las partes implicadas, se deben tener en cuenta tres puntos importantes: el acompañamiento emocional, la evaluación de los aspectos intrínsecos de la persona trabajadora que influyen en la búsqueda de empleo, y la planificación de la búsqueda de empleo.  

El acompañamiento emocional

  • El acompañamiento emocional al empleado o empleada es clave en el éxito de outplacement. La salida de una empresa supone un cambio muy significativo en la vida de las personas que genera situaciones de incertidumbre.  

Sin el apoyo adecuado, los afectados pueden sufrir trastornos como ansiedad, depresión, problemas de autoestima, etc., lo que a la larga pudiera derivar en patologías más graves.

Cambiar de trabajo supone un reto que conlleva adquirir nuevas habilidades o reconvertir las ya adquiridas en otros entornos, es decir, acarrea un esfuerzo de adaptación que compromete el autoconcepto y la autoconfianza del empleado.

Por ello, el acompañamiento al trabajador debe ser continuo desde la gestión de la salida de una empresa hasta completar el proceso de onboarding en la nueva empresa. 

La evaluación

  • La evaluación dentro de un proceso de recolocación de personal implica, en primer lugar, conocer las motivaciones, intereses y objetivos del empleado; en segundo lugar, valorar sus habilidades, competencias, logros, valores y experiencia; y, por último, se analizan las posibles alternativas.  

Esta fase contribuye a que el empleado entienda cuáles son sus fortalezas y debilidades en el mercado laboral y, en base a ellas, conozca cuáles son las oportunidades a las que puede acceder. 

La planificación

  • La planificación, por su parte, ayuda a que el empleado pueda orientarse de forma proactiva a la consecución del objetivo principal: la reincorporación a un nuevo puesto de trabajo.  

Se crea una estrategia personalizada para llevar a cabo una búsqueda de empleo eficiente adecuando tanto el currículo como otros factores que influyen en la imagen del empleado (cartas de motivación, porfolios, presencia en redes sociales, etc.) a la realidad del mercado. 

Durante el proceso de outplacement, el empleado adquiere nuevos recursos, herramientas, habilidades y competencias que mejoran su empleabilidad, y mejora su desarrollo profesional y personal.

Esto mejora su empleabilidad, al contar con más oportunidades laborales relacionadas con su perfil profesional, y acorta el tiempo de búsqueda de un nuevo empleo. 

¿Por qué la empresa debe poner a la persona en el centro del outplacement? 

Cuando los programas de outplacement están centrados en la persona atraen nuevos talentos ya que la empresa se sitúa como una entidad que impulsa el desarrollo profesional de sus empleados, aun cuando la relación laboral haya terminado, y mejora la reputación de las marcas.  

Además, dotan de contenido y coherencias a las políticas de Responsabilidad Social y Corporativa de la compañía que recoge las medidas que la empresa pon en marcha para mitigar los impactos que su actividad tiene en el entorno. Esto incluye medidas para preservar el bienestar de los empleados.  

En resumen, un programa de outplacement que coloca al empleado en el centro es aquel que le brinda el apoyo y acompañamiento adecuados; lleva a cabo una correcta evaluación de los factores que influyen en la búsqueda de un nuevo empleo; y que planifica una estrategia personalizada para conseguir los objetivos, beneficiando así a la persona y a la empresa.  

Las empresas mejoran su imagen de marca y la gestión de los despidos y los empleados mejoran su empleabilidad y se reduce el impacto del cambio de trabajo en su bienestar.  

En Ars Outplacement acompañamos a las personas en sus procesos de transición profesional. Consulta con nosotros si quieres poner en marcha un programa de recolocación donde lo importante de verdad sean las personas. 

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