En estos últimos diez años liderando equipos he cometido muchos errores. Errores pequeños, medianos, grandes e incluso *muy* grandes, pero ninguno de ellos fatal. La única virtud que se necesita para evitar el error fatal en la gestión de personas es estar dispuesto a escuchar, porque siempre hay alguien que te avisa de que estás metiendo la pata.
Los errores me dieron la oportunidad de aprender. Muchas personas me ayudaron con sus consejos, y también aprendí mucho estudiando lo que decía gente que ya se había enfrentado a ellos.
Los 7 ingredientes de este post son un resumen de lo que a mí me ha funcionado. Trucos prácticos que me han sacado de apuros y que quizá a ti también te puedan ayudar.
1. UN EQUIPO NECESITA UN SUEÑO
El discurso de Martin Luther King se llamaba “I have a dream”, y no “I have a plan”. Tu equipo necesita un sueño para venir a trabajar con ilusión todos los días.
Un sueño es emoción, no razón. Entregamos nuestra energía y nuestra pasión a sueños, no a presupuestos. Debe ser inspirador, fácil de contar, muy grande (en serio, *MUY* grande) y poco razonable (lo razonable es aburrido).
Los planes, los objetivos, los proyectos, tareas, KPIs… todo eso viene después.
2. LA APORTACIÓN INDIVIDUAL
Si sientes que estás siempre en el banquillo, ¿te sientes parte del equipo? Pues eso mismo ocurre en tu equipo.
Cada una de las personas de tu equipo tiene que sentir que aporta. Que contribuye a alcanzar ese sueño y a orientar el barco. Tener ya una función asignada en el equipo no significa que sientas que aportas. Sientes que aportas si tienes la oportunidad de opinar, si puedes decir lo que piensas y se te escucha constructivamente. Si puedes asistir a reuniones para ofrecer tu opinión. Si tienes algo de autonomía.
El micromanagement no solo es agotador, sino que arruina los equipos.
3. PRINCIPIOS
Si en tu equipo lo que se valora es lesionar al delantero contrario ¿te sientes parte del equipo?
Nos sentimos parte de un equipo si compartimos principios. Elige principios con los que te sientas profundamente identificado, y haz que formen parte de la manera de actuar y decidir. Perseverancia. Honestidad. Respeto. Determinación por conseguir el sueño.
Te sugiero que uno de ellos sea “Valentía”. Que se sepa que valoras cuando la gente se enfrenta a los problemas con soluciones creativas. Controla tú que sea un riesgo calculado y no una locura, pero anima a que se propongan nuevas ideas, a que se prueben nuevos enfoques, aunque no esté claro que vayan a funcionar. Si hay problemas, ayuda tú a resolverlos y muestra que te implicas en el riesgo, en lugar de escabullirte y pedir explicaciones de por qué se ha fallado.
Haz que los principios sean explícitos. Y practícalos.
4. «IN THE LOOP”
Si no te enteras de lo que pasa, ¿te sientes parte del equipo?
Comunica, comunica, comunica continuamente.
Explica las decisiones, por qué se toman, cómo fue el proceso, quién participó. Hazlo durante todo el proceso, no solo al terminar. Cuenta cómo van las cosas, tu forma de pensar, los avances que se van consiguiendo, las dificultades…
Siéntate con tu equipo muy a menudo, formal e informalmente. Habla con ellos. Comparte ideas y dudas.
Y no solo tú. Haz que tu equipo también se comunique. Si están en varias sedes, promueve encuentros, reuniones, intercambios. Nada sustituye al contacto humano directo.
5. PROTECCIÓN
La principal fuente de stress no es la presión sobre los resultados (que también, pero no la principal). Es la incertidumbre asociada a la falta de control.
Tú debes hacer de escudo. No puedes eliminar la incertidumbre. Pero sí puedes hacer que tu equipo se sienta seguro contigo. No puedes garantizar los resultados. Pero sí puedes transmitir tranquilidad, confianza y aplomo.
La cara oscura del sueño es que produzca miedo. El sueño ha de ser muy grande y parecer casi inalcanzable (si no, no sería un sueño). Si no proteges a tu equipo del miedo al fracaso, el sueño será entonces una pesadilla.
6. QUIÉN FORMA PARTE DEL EQUIPO
Tú debes decidir quién forma parte del equipo.
El riesgo no está en personas que estén mostrando un bajo rendimiento. He visto muchas veces personas que no aportaban nada y que con los ingredientes adecuados se han transformado. Estas personas no eran malas (salvo excepciones rayando en lo psiquiátrico), sino que estaban aburridas, hastiadas, tenían miedo…
El principal riesgo está en mantener en tu equipo a personas tóxicas de alto rendimiento. Y esto es relativamente frecuente. Al principio de mi carrera me preguntaba cuál sería la decisión correcta en estos casos. ¿Prescindes o no de una persona de muy alto rendimiento pero que es un maleducado, grosero, prepotente, narcisista…? He visto suficientes casos como para no tener ninguna duda: si no cambia, será el cáncer que destroce tu equipo.
7. PULGADA A PULGADA
Los grandes éxitos se componen de miles de pequeños pasos, de pulgadas que todas sumadas crean algo grande. Comunica todos los avances, porque si no lo haces tu equipo no sabrá que existen. Pulgada a pulgada llegarás muy lejos, pero si no las cuentas, es como si no existieran. Y celébralas. Siempre hay algo que celebrar. Siempre hay avances. Siempre hay éxitos, grandes o pequeños.
Y los éxitos animan a conseguir más éxitos.