Estas Navidades leí un artículo de Rosa Montero, escritora a la que sigo desde hace años y que me entusiasma. Rosa escribía: “Porque no podemos controlar lo que nos sucede, pero sí la manera en que respondemos a lo que nos sucede. Hay que vivir con panache (literalmente, penacho, pluma), como Cyrano de Bergerac, cuyas últimas palabras antes de morir son, precisamente, “mon panache”, un término que representa la virtud de la bravura modesta, de la vitalidad y el sentido del humor ante la adversidad. Tengo un amigo que suele decir, citando a Viktor Frank: “Lo único que no te pueden quitar es la actitud”. Nadie te puede quitar la belleza de los árboles desnudos que se estiran por las mañanas rechinantes de escarcha; …los momentos de risa y bienestar con la gente que quieres, esas carcajadas tontas y niñas que te dejan sin fuerza en los costados; la pasión de leer, de aprender, de escuchar música, de ver un cuadro hermoso, una película, de pasear por una ciudad, una playa, un monte. “
Dice el diccionario de la RAE :
ACTITUD
(Del lat. *actitūdo).
1. f. Postura del cuerpo humano, especialmente cuando es determinada por los movimientos del ánimo, o expresa algo con eficacia. Actitud graciosa, imponente. Las actitudes de un orador, de un actor.
2. f. Postura de un animal cuando por algún motivo llama la atención.
3. f. Disposición de ánimo manifestada de algún modo. Actitud benévola, pacífica, amenazadora, de una persona, de un partido, de un gobierno.
Curioso ¿verdad? La postura está íntimamente unida a la “Actitud”.
Hay tantas definiciones de actitud como filósofos, pensadores y gurús existen en el mundo:
Floyd Allport: “Una actitud es una disposición mental y neurológica, que se organiza a partir de la experiencia que ejerce una influencia directriz o dinámica sobre las reacciones del individuo respecto de todos los objetos y a todas las situaciones que les corresponden”.
Warren: “Una actitud es una específica disposición mental hacia una nueva experiencia, por lo cual la experiencia es modificada; o una condición de predisposición para cierto tipo de actividad”.
R.Jeffress: «La actitud es nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la vida».
Me gusta esta última por su sencillez. La actitud es observable y es tan tangible que hasta se puede oler.
Soy consultora de Outplacement desde hace más de 14 años. Cuando conozco a un candidato nuevo, veo, siento, huelo su actitud y sin ser un valor exacto y medible, me da muchas pistas sobre el éxito de su proyecto de búsqueda de un nuevo objetivo profesional.
Candidatos que, a priori, tienen una alta empleabilidad, edad, formación, imagen, cultura, experiencia, ven que el éxito de una nueva recolocación nunca llega o se retrasa más de lo esperado. ¿Por qué? Por su actitud.
Profesionales más modestos, aparentemente irrecolocables, nos muestran una actividad frenética e inteligente en su etapa de búsqueda, alcanzando el éxito de manera sorprendentemente rápida. ¿Por qué? Por su actitud.
Actitud para contar la realidad de lo que les ha pasado. Actitud para ACEPTAR su despido. Actitud para entender que el mercado ha cambiado y que deben adaptarse al nuevo mercado. Actitud para buscar y generar curiosidad por ser buscado, Actitud para aprender todo lo que en un programa de Outplacement podemos hacer por ellos. Actitud para buscar y seguir buscando, para tener siempre un “as” en la manga,. Actitud en las entrevistas, en la forma de llegar, pisar, mirar a los ojos y responder. Actitud por no dejarse abatir cuando no es el candidato seleccionado. Actitud de “ir a por más” cuando eso ocurre.
Actitud para descubrir la oportunidad en la dificultad, la emoción del riesgo ante la incertidumbre, el aprendizaje en situaciones complejas.
Esos candidatos, son los que, pasado el tiempo, me hablan y me cuentan que hasta han disfrutado en su período de transición profesional, porque se han conocido a sí mismos, han reencontrado viejos amigos y contactos, han sido absolutamente creativos y emprendedores. Han investigado, han hecho nuevos descubrimientos y hasta algunos reconocen haberse divertido. ¿Por qué . Por su actitud.
Vuelvo al artículo de mi admirada Rosa Montero y suscribo íntegra su despedida.
“Me deseo y os deseo todo esto en 2014. Mucho panache, mucha actitud y serenidad para saber gozar de la indudable belleza de la vida.”